
Luego de estar durante casi 20 años abandonada, restaurarán la Casa sobre el Arroyo de Amancio Williams, un ícono de la arquitectura moderna situado en el bosque de Mar del Plata. Con un presupuesto de 20 millones de pesos, por primera vez se realizará una puesta en valor integral de la obra, visitada por cientos de turistas y arquitectos de todo el mundo.
Según adelantó a La Nación Fernando Álvarez de Celis, responsable de la Secretaría de Planificación Territorial y Coordinación de Obra Pública del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda, «en esta primera etapa destinaremos 20 millones de pesos para realizar una puesta en valor integral de la también llamada Casa del Puente, una obra considerada de vanguardia que está emplazada sobre un lugar de ensueño».
El proyecto fue elaborado por el ministerio junto a la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, dependiente de la Secretaría de Gobierno de Cultura, y los pliegos de la licitación serán abiertos el 22 de octubre.
La Casa sobre el Arroyo fue construida entre 1943 y 1946 por Amancio Williams y Delfina Gálvez de Williams, quienes la proyectaron y diseñaron íntegramente respetando la naturaleza, sin cortar un solo árbol del amplio predio, ubicando la obra directamente sobre un arco de hormigón que une ambas márgenes del arroyo. Se trata de una casa-estudio que fue concebida como vivienda de verano para el compositor Alberto Williams, padre del arquitecto.
En 2004, la Municipalidad de General Pueyrredón alquiló la construcción, y más tarde, en 2013, la adquirió para estabilizarla y protegerla luego del segundo siniestro ocurrido en el lugar, también perpetrado por vándalos que ingresaron en el inmueble, que estaba abandonado.
Juan José Lago, cuya familia compró la casa en 1968 para instalar la emisora, se alegró con la noticia de su recuperación y recordó con tristeza: «En 2000 repuse 60 o 70 vidrios rotos por vandalismo y en 2001 el casero renunció luego de que llegó a haber incluso hasta tiros ahí dentro. Hubo saqueos, de todo. Fue una pena, ya que es una maravilla arquitectónica».
En el momento de su inauguración, al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando poco se construía en el mundo, la obra fue publicada en revistas especializadas por ser considerada un provocador ensayo de la vanguardia. Con el paso de los años, pasó a ser ícono de la arquitectura argentina y referente internacional de la vanguardia moderna. Se transformó en sujeto de estudio para especialistas, de difusión pedagógica en ámbitos académicos y en sitio de peregrinación para arquitectos y diseñadores. Por ello, fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional por Decreto 262 del 20 de marzo de 1997, adquiriendo así el máximo rango patrimonial de la Argentina.
«En los últimos años se pusieron en marcha investigaciones y estudios para preparar este nuevo proyecto, con la intención de que fuera integral y riguroso. Se tomó como base de consulta la documentación original del edificio facilitada por el Archivo Amancio Williams, institución sin fines de lucro que resguarda la memoria del arquitecto», explicó De Anchorena.
Algunas de las tantas tareas que se emprenderán en esta primera etapa comprenden una limpieza de la fachada y la estructura de hormigón armado, la restauración de pisos y revestimientos, la modernización del sistema eléctrico y de cañerías, y la restitución de los elementos de gran valor patrimonial que dan cuenta de la obra de Amancio Williams y de Delfina Gálvez Bunge, coautora de obra y presidenta de las Asociación Argentina de Mujeres Hispanistas hasta que cumplió 100 años.
Williams, fallecido en 1989, fue miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes y doctor honoris causa de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Estudioso e investigador, se convirtió en el último representante del período purista del movimiento moderno e introdujo cambios que revolucionaron la arquitectura nacional.